jueves, 31 de marzo de 2011

Leyendas de la catedral


Xavier Barral i Altet narra algunas de las numerosas leyendas y costumbres sobre la catedral.
Según creencia popular, los viernes daba mala suerte chocar dos o más llaves; cuando se tenía que cerrar la catedral, se anunciaba precisamente con el ruido que ocasionaba el choque de llaves, menos el viernes que se hacía sonar una campanilla y los monaguillos llevaban las llaves una en cada mano.
Se dice que la muerte de los canónigo la anunciaba San Benito tres días antes, con tres golpes de maza en la bóveda para que resonara en todo el templo y si se trataba del obispo hacía sonar la campana Tomasa, también tres veces.
Cuando salía la procesión del Corpus los cañones del castillo de Montjuïc lo anunciaban con cañonazos y se cerraban todas las puertas de la muralla de la ciudad, hasta que la Custodia volvía a entrar en la catedral.
Debajo del órgano estaba colgada la carassa (caraza), una cabeza de turco (se colocó tras la batalla de Lepanto) de cartón, que en el día de los Santos Inocentes, cuando el organista tocaba una nota más grave, abría su boca y arrojaba golosinas por ella. A partir de 1970 se encuentra en el triforio de la catedral.
Era creencia popular que las esculturas de la fachada gótica se habían llegado a esculpir y estaban escondidas bajo tierra, en las escalinatas de la entrada a la catedral, en espera de la construcción de la fachada; cuando en el siglo XIX se llevaron a cabo las obras de la fachada principal, mucha gente acudió a ver la extracción de las esculturas; al no ser así,



ToponimiaEl origen del nombre de Barcelona es desconocido y existen diversas teorías y leyendas que intentan explicarlo. Se sabe que había una ciudad ibérica original, de la tribu de los layetanos, conquistada por Cneo Cornelio Escipión,[8] que posteriormente se convirtió en una colonia romana, puesta bajo la protección de Cayo Julio César y de Octavio Augusto, que recibió el nombre de Colonia Iulia Augusta Paterna Faventia Barcino.[9]
El nombre evolucionó durante la Edad Media conociéndose la ciudad con los nombres de Barchinona, Barcalona, Barchelona, y Barchenona.
Una de las leyendas sobre el origen de Barcelona alude a su supuesta refundación por el general cartaginés Amílcar Barca tras conquistar el enclave ibérico después de su desembarco en Hispania, mientras que otra versión se lo atribuye a su hijo Aníbal Barca,[10] pero no existen pruebas documentales de esta vinculación entre los nombres de la familia cartaginesa Barca y la ciudad que sería conocida como Barcelona.
Hay otras explicaciones para el nombre de la ciudad, como la que sostiene que proviene del período fenicio, teoría sostenida por la inscripción en escritura ibérica
encontrada en una moneda.[11]
También existe una leyenda que da una explicación mitológica al nombre de la ciudad. Según esta leyenda, Hércules se unió a los argonautas tras acabar con su cuarto trabajo para ayudarles a buscar el Vellocino de Oro, pero al pasar cerca de la actual costa catalana una tormenta dispersó las embarcaciones que formaban la expedición, y al terminar faltaba la novena. Hércules la buscó y finalmente encontró los restos del naufragio de la Barca Nona (la novena embarcación) al lado del actual Montjuic. Los tripulantes habían encontrado tan acogedor el paraje que, ayudados por Hermes (dios del comercio y las artes) decidieron fundar una ciudad a la que dieron el nombre de Barcanona.[12]

Leyendas sobre la fundación

Dos leyendas principales dan cuenta del origen de la ciudad:
La de origen romano atribuye la fundación a Hércules (Heracles en su versión griega), 400 años antes de la fundación de Roma. En esa versión, Hércules, tras el cuarto trabajo, se une a los argonautas liderados por Jasón a la búsqueda del vellocino de oro, cruzando el Mediterráneo mediante nueve navíos. Una tormenta dispersa la flota cerca de la costa catalana, aunque consiguen reagruparse todas excepto una nave. Jasón encarga entonces a Hércules la búsqueda del noveno navío. Encontró el naufragio de la Barca Nona (novena) junto a una suave colina (Montjuïc). A los tripulantes les agradó tanto el lugar que con la ayuda de Hércules y Hermes fundaron una ciudad con el nombre de la Barca Nona, Barcanona. Esta historia representa una variación del mito original en el que el vellocino se encontraba en la Cólquida, un territorio situado en el Cáucaso y actualmente parte de Georgia. Acorde a la adaptación mitológica romana de Heracles a Hércules, se relocalizan los hechos a la vertiente occidental del Mediterráneo.
La leyenda del origen cartaginés otorga a Amílcar Barca, padre de Aníbal, la fundación de la ciudad, hacia el 230 a. C. con el nombre de Barkenon, Barcelino o Barci Nova en relación a su linaje. Esta etimología también es referida a menudo respecto a Aníbal Barca. Otra versión relaciona ambas leyendas mediante una fundación de Hércules y una reconstrucción posterior por parte de Amílcar.
En cualquier caso, estos orígenes se han basado en conjeturas sin base arqueológica ni histórica, propuestos por crédulos historiadores medievales del siglo XV como Pere Tomic o Jeroni Pau. El origen etimológico está bien fundamentado en el topónimo layetano e ibérico, y es defendido por lingüistas y etimólogos de renombre como Joan Coromines.

Historia de Barcelona

La historia de Barcelona se extiende a lo largo de 4.000 años, desde finales del neolítico, con los primeros restos hallados en el territorio de la ciudad, hasta la actualidad. El sustrato de sus habitantes aúna a los pueblos íberos (layetanos), cartagineses, romanos, judíos, visigodos, musulmanes y cristianos. Pese a los vestigios de asentamientos íberos y cartagineses, el verdadero nacimiento de la ciudad se produjo en época romana, de cuyo primer momento de esplendor irá evolucionando hasta convertirse en uno de los principales puertos del Mediterráneo occidental, alcanzando en la Edad Media la primacía sobre el resto de condados catalanes y convirtiéndose en una de las ciudades más importantes de la Corona de Aragón. Tras la unión de Castilla y Aragón Barcelona siempre ha gozado de una posición de gran relevancia en el desarrollo político, social y económico del estado español. En la actualidad, acontecimientos como los Juegos Olímpicos de 1992 y el Fórum Universal de las Culturas han situado a Barcelona como una ciudad mundialmente reconocida y alabada, importante foco turístico y cultural, así como centro financiero y congresístico de reconocido prestigio.